Amuletos - Engi-mono
En todas las culturas existen objetos y costumbres que se supone traen buena suerte y ahuyentan las desgracias y los malos espíritus. Paseando por Japón podemos ver por las calles gatos con la pata levantada, búhos, muñecos daruma, mapaches con grandes órganos sexuales, siete dioses en un barco... Y en los templos, colgantes hechos de tela, tablones de madera con deseos escritos, pequeños papeles blancos atados a los árboles, etc. Son muchos los artículos y amuletos que en Japón otorgan la buena suerte. En Japón, uno puede ver amuletos de la suerte por muchos sitios: en los bolsos, en las entradas de las casas, en las tiendas, en los templos, etc. Los engi-mono, o amuletos de la buena suerte, se encuentran por todas partes ahora hablaremos de los más conocidos e importantes.
Omamori
Omamori proviene del verbo mamoru que significa proteger, cuidar, defender. Este es el nombre que recibe una especie de colgante hecho de tela que se vende, sobre todo, en los templos japoneses y que según la creencia, evita los accidentes, mejora la salud, ayuda en el amor, ayuda a aprobar los exámenes, etc. Los japoneses llevan los omamori en muchos sitios, desde en el bolsillo, al bolso, en el coche o hasta en el móvil.
La bolsa, llamada omamori-bukuro, es normalmente de colores vivos y lleva bordado el nombre del templo donde se ha comprado. En su interior, cerrado a la vista, encontraríamos un pequeño papel con el nombre del dios protector para la ocasión y una oración escrita por un monje, que nos conecta con el dios del que obtendremos no sólo protección y compañía. Si la bolsa del omamori se abre y su interior se expone al exterior, se supone que la protección se pierde y habrá que comprarse otro omamori para estar protegidos. En teoría, un omamori dura toda la vida, aunque es común comprarse uno nuevo al acudir al templo en Año Nuevo, ya sea porque es tradición o porque el omamori anterior está muy deteriorado ya. En estos casos, hay que quemar el omamori antiguo, para pasar la protección al nuevo.
Según la religión sintoísta, hay dioses, llamados kami, en cualquier cosa. Por ello, si bien hay omamori generales, que sirven para una protección general, también hay omamori específicos, con su dios específico que cumple una protección específica. Por ejemplo, para las mujeres embarazadas existe el anzan-omamori (anzan significa parto fácil
). La tradición rige a las mujeres que compren este artículo a colocarlo cerca del vientre, para que también esté en contacto con el feto. Para el amor tenemos el enmusubi-omamori, un amuleto específico para aquellas personas que quieren encontrar el amor, que quieren mantener la pareja que tienen o tener éxito en el matrimonio. El dios que les protege es el dios de las parejas, llamado Enmusubi. Es común que la pareja se compre dos omamori de este tipo iguales, rojo para ella y blanco para él. Tammbién existe un omamori para los estudiantes, que los proteje y ayuda sobre todo durante la época de exámenes. El dios que les protege es el de la escitura, la poesía y los estudios. Otros omamori específicos son los dedicados a las personas que están enfermas, ayudándolas a superar su enfermedad, los específicos para los conductores (o viajeros que tienen un largo recorrido por delante) y los dedicados a los negocios y el dinero, que sirven para pedir éxito, prosperidad, dinero, etc.
A la izquierda, varios omamori de un templo japonés. A la derecha, ofuda para colocar en la entrada de la casa.
Ofuda
El ofuda se considera una especie de omamori para el hogar, que es normalmente más grande y está hecho de madera o de papel. En él, podemos encontrar una imagen del dios que les protege, su nombre, el nombre del templo o hasta el sello o imagen del mismo, junto con una oración o petición al dios. Los japoneses suelen colocar el ofuda en el interior de la entrada de sus casas o bien en el altar que hay en casa para los antepasados.
Maneki-neko
El maneki-neko es quizá uno de los amuletos japoneses más conocidos fuera de las fronteras niponas. Literalmente "el gato que invita a entrar" el maneki-neko es un divertido gato blanco con una de sus patas, normalmente la izquierda, levantada a la altura de la oreja y con la palma hacia delante. En la otra mano tiene agarrada una moneda llamada koban y del cuello le cuelga un pequeño cascabel. La clave del maneki-neko es saber que el gesto que hace el gato es el gesto japonés para llamar a alguien y pedirle que se acerque a nosotros. Por ello, este gato es muy querido por los japoneses y es normal verlo en cualquier establecimiento o casa japonesa, ya que se cree que el gato llama a la prosperidad, la felicidad, el éxito, el dinero, mientras que el cascabel del cuello ahuyenta a los malos espíritus. Es importante decir que existen gatos que saludan con la pata derecha, ya que en Japón se cree que esta es a pata que atrae el dinero y la fortuna, mientras que la izquierda atrae a los clientes y a la gente.
El origen del maneki-neko no es claro y existen muchas versiones de la historia. Alguna dice que el dulce gatito fue creado durante la restauración de Meiji imitando el gesto que hacían las prostitutas para llamar a sus clientes en la calle. Otra dice que una vez, un hombre rico tuvo que refugiarse bajo un árbol ante una tormenta y vio como un gato le hacía señas con su pata para que se acercara a un templo cercano. Justo cuando el hombre hizo caso al gato, cayó un rayo en el árbol. Cuando el gato murió, se creó el maneki-neko en su honor.
Actualmente, hay varios tipos de maneki-neko, aunque el original sigue siendo el más popular. Por ejemplo, el maneki-neko negro es especialmente bueno contra los malos espíritus, mientras que otros colores pueden ayudar a una persona enferma a sanarse.
En occidente, el maneki-neko ha llegado sobre todo desde Estados Unidos, donde lo han adaptado a sus costumbres, cambiando la forma en que el gato mueve la pata. Mientras que el japonés lo hace con la palma mirando hacia abajo (gesto típico de los japoneses), el estadounidense lo hace con la palma mirando hacia arriba, gesto típico de los occidentales.
Daruma
El muñeco daruma es otro de los amuletos japoneses más conocidos. Es un muñeco rojo, sin brazos ni pies, con una cara masculina que tampoco tiene ojos, solo dos círculos blancos. Al ser redondeado, aunque se balancea, nunca se cae, de manera que representa la perseverancia y el esfuerzo. El daruma representa a un antiguo monje budista indio llamado Bodhidharma, que fue el fundador del budismo zen y el responsable de que la doctrina de Buda llegara a China. Dice la leyenda que el monje no alcanzó la iluminación hasta 9 años después de meditar a solas en una cueva y que por ello, después de tanto tiempo sin moverse, no sólo se le cayeron los brazos y piernas, sino que el propio monje se arrancó los ojos para concentrarse mejor.
Normalmente los japoneses regalan muñecos daruma para ofrecerle la oportunidad a alguien de conseguir cumplir un deseo, por ejemplo en su cumpleaños, en Año Nuevo o ante un nuevo proyecto. Cuando se quiere pedir un deseo, se hace pintándole uno de los ojos. Si el deseo se cumple, habrá que pintarle el otro ojo en señal de agradecimiento.
En los primeros días del año, se celebran varias ferias en muchos lugares de Japón dedicadas al muñeco daruma. Una de las más conocidas es la que se celebra en el Daruma-dera (literalmente, templo de daruma
) de Takasaki (prefectura de Gunma), los días 6 y 7 de enero de cada año.
Tanuki
El tanuki es básicamente un mapache, una criatura que los japoneses siempre han considerado extraña y sobrenatural y que por ello es popular en muchos cuentos antiguos, donde siempre aparece engañando a los protagonistas. Actualmente, sin embargo, el tanuki tiene más una imagen cómica que asustadiza, ya que se caracteriza por una gran barriga y unos testículos enormes. Lleva un sombrero de paja, que le preotege de la mala suerte, y un libro de cuentas y una botella de sake en las manos, símbolos de prosperidad en los negocios.
La leyenda dice que quien se encuentre con una figura de tanuki deseará tomar alcohol. Por ello, es común encontrar figuras de tanuki en las entradas de restaurantes y tiendas de bebidas alcohólicas, ya que otorgan buena suerte a este tipo de negocios, aunque cada vez es más frecuente su presencia en las propias casas japonesas, por su divertido aspecto, muy querido por los niños.
Shichifukujin
Los shichifukujin, como su nombre indica (shichi significa siete, fuku es suerte y jin es dios), son los siete dioses de la suerte. El grupo simboliza las siete virtudes del ser humano: la longevidad, la oportunidad, la popularidad, la franqueza, la magnanimidad, la dignidad y la bondad. Tan sólo uno de ellos es japonés, el dios Ebisu, mientras que Daikokuten, Bishamonten y Benzaiten son de la India, y Hotei, Jurojin y Fukurokuju son de China. Todos ellos tienen sus seguidores, dependiendo de la profesión de cada uno, aunque en general todos ofrecen buena suerte en los negocios y a los comercios.
Los siete dioses de la suerte.
El dios Ebisu es la única deidad japonesa entre los siete. Éste es el dios de la fortuna, la riqueza y los negocios y normalmente lleva consigo una caña de pescar y un pescado, símbolo de abundancia en la comida. Es el dios de los pescadores, los agricultores, los mercaderes, los ejecutivos y los extranjeros.
La única mujer entre los siete, la diosa Benzaiten (también conocida como Benten) es la diosa de la música, la elocuencia, las artes y la literatura. Esta diosa, que siempre lleva consigo un instrumento de cuerda llamado biwa, y que a veces aparece en compañía de una serpiente blanca, es la diosa de los artistas, los escritores, los bailarines, los pintores, los escultores, etc.
El dios Daikokuten, siempre sonriente y de piernas cortas, es el dios de la riqueza y la prosperidad. Vestido al estilo chino, lleva un saco repleto de objetos de valor. Es el patrón de los artistas, granjeros, hombres de negocios, banqueros y financieros y se le conoce por ser un buen cazador de demonios.
Fukurokuju es el dios chino de la sabiduría, la felicidad, la riqueza y la longevidad. Es fácilmente reconocible por su gran cabeza, que ocupa casi la mitad de su cuerpo. Se dice que le gusta jugar al ajedrez y por ello es el patrón de los jugadores de ajedrez, los creadores de relojes y los atletas.
Hotei, también conocido como "el Budha sonriente", es un dios calvo, regordete y muy sonriente. Éste es el dios de la satisfacción y el comercio, el guardián de los niños y el patrón de los adivinos y los camareros. Lleva consigo una gran bolsa que contiene un buen número de artículos necesarios para el día a día. La tradición dice que acariciar su barriga –símbolo de generosidad- trae buena suerte.
Bishamonten, el dios protector, era en realidad un misionario budista, aunque a veces se le confunda con el dios de la guerra por su apariencia. Vestido con armadura y casco, en una mano tiene una torre que simboliza la fe y en la otra una espada que defiende la fe y le convierte en el perfecto guardián contra la maldad. Es el dios de la dignidad y de la buena fortuna, la riqueza, la felicidad, la bondad y la fe.
Jurojin es el dios taoísta de la prosperidad y la longevidad. Siempre lleva consigo un pergamino y un bastón que según la leyenda contiene toda la sabiduría del mundo. Es el dios de los profesores, los científicos, los matemáticos y los maestros.
La tradición dice que en Nochevieja, los siete dioses llegan juntos a tierra a bordo de su barco del tesoro (llamado takarabune en japonés) para compartir con todos su felicidad y riqueza. Se dice que si el día 2 de enero uno coloca un dibujo de los siete dioses en su barco bajo la almohada tendrá suerte durante todo el año, siempre que el sueño que tenga sea bueno. Durante las celebraciones de Año Nuevo, es tradición también el shichifukujin meguro, peregrinar a diferentes templos dedicados a los shichifukujin para conseguir buena suerte y prosperidad para el año que entra. Hay que decir, que existen unos 81 caminos de peregrinaje por todo Japón. Otra tradición es acariciar la cabeza y los hombros de las estatuas del dios Daikoku (el dios de la riqueza y la prosperidad) o la barriga del dios Hotei que hay en los templos japoneses; hacerlo llevará riqueza y prosperidad laboral. Asimismo, es muy famoso el Ebisu matsuri (festival del dios Ebisu) que se celebra en muchos templos japoneses a principios de año. Los japoneses acuden en masa a comprar hojas de bambú con amuletos, que se cree otorgan buena vida a los negocios.
Fukusuke
El origen del enano fukusuke no está muy claro. Algunas leyendas indican que fue un mercader de Kioto durante el periodo de Edo y que tuvo muchísimo éxito en sus negocios. Por ello, la creencia es que los muñecos fukusuke dan éxito en los negocios. Vestido como un samurái, tiene la cara y las orejas grandes, un símbolo de riqueza. Los japoneses comúnmente le llaman fukumimi (mimi significa oreja en japonés).
A la izquierda, un muñeco hecho por los niños, el teru-teru bōzu. A la derecha, el simpático muñeco fukusuke.
Teru-teru bōzu
Este amuleto para pedir buen tiempo es muy popular entre los niños, sobre todo los días antes de una excursión o un viaje. El teru-teru bōzu es un muñeco hecho a mano por los niños, normalmente de papel, que se cuelga en las ventanas o en la entrada de la casa para pedir que haga buen tiempo y no llueva.
Ema
Los ema son unos tablones de madera donde la gente escribe sus deseos y que cuelgan en los templos. Tradicionalmente tienen un dibujo de un caballo (aunque a veces aparece otro animal) en uno de los lados, ya que la creencia general es que los dioses iban en caballos. Sin embargo, cada vez es más popular que aparezcan símbolos del templo en cuestión o hasta de la estación del año durante la que se venden. En ellos, la gran mayoría de gente pide buena salud, suerte en los negocios, en el amor, en los estudios, etc.
Imagen típica en un templo japonés: papeles omikuji atados y tablones de madera ema con los deseos de los fieles.
Omikuji
Los omikuji son pequeños papeles que adivinan el futuro y que se pueden comprar en la gran mayoría de templos japoneses. En un omikuji, uno puede leer varias predicciones que van desde daikichi (muy buena suerte o gran suerte
) a daikyō (muy mala suerte
), pasando por una gran variedad de estados intermedios: suerte media (chūkichi); pequeña suerte (shōkichi); suerte (kichi); media suerte (hankichi); casi suerte (suekichi); suerte casi pequeña (sueshōkichi); mala suerte (kyō); pequeña mala suerte (shōkyō); media mala suerte (hankyō)y casi mala suerte (suekyō). La creencia popular dice que si te toca un omikuji de mala suerte es recomendable atarlo en los árboles del templo, para que esa mala suerte se la lleven los dioses consigo.
Kumade
El kumade, o rastrillo de bambú, es un utensilio muy utilizado todavía hoy en día en la sociedad japonesa, ya sea para plantar o para limpiar el suelo de hojas. Al parecer, los rastrillos de bambú se empezaron a vender en los templos durante las fiestas y festividades y los dedicados a los dioses de los negocios se hicieron especialmente populares. Durante el periodo Edo, se empezó a decorar los rastrillos con otros símbolos de la suerte, como monedas de oro, imágenes de los shichifukujin, réplicas del takarabune (barco del tesoro), etc. proporcionando a los rastrillos una nueva identidad, no sólo como objeto del día a día, sino la de amuleto de la buena suerte. Hoy en día, la creencia es que el rastrillo, en vez de recoger hojas del suelo, recoge felicidad y buena suerte para su propietario.
Animales que traen suerte
Además del gato maneki-neko o del mapache tanuki, existen en Japón otros animales que popularmente atraen a la buena suerte. Dice una popular leyenda japonesa que escuchar el canto de un búho (fukurō en japonés) es símbolo de buena suerte. Por ello, las figuras de búhos (sobre todo las doradas o hechas de cristal) son muy protegidas por los japoneses. Asimismo, las tortugas (llamadas kame, en japonés) son también muy queridas por ser consideradas animales de buena suerte, que simbolizan la longevidad y la protección. Por ello, las tortugas aparecen en multitud de templos y celebraciones en Japón y son frecuentemente un regalo de bodas. Otro animal que popularmente trae buena suerte es el mono (llamado saru en japonés), ya que la palabra japonesa puede significar también ahuyentar la mala suerte
. Es muy famosa la imagen de los tres monos sabios que representan tres maneras de vivir en este mundo: mizaru (no ver maldades), iwazaru (no decir maldades) y kikazaru (no oír maldades). La terminación del verbo en –zaru recuerda al término japonés para mono, saru.
Los tres monos que no ven, no oyen y no dicen nada.
Los Kami japoneses son espíritus adorados en la religión sintoísta. Los Kami viven en distintos lugares (el cielo, las islas, las cascadas, las montañas y los árboles altos), en objetos, animales (algunos animales son sagrados porque se consideran mensajeros de los Kami) y personas.
La religión sintoísta se extiende por Japón y está basada en la adoración y respeto de la naturaleza así como de los espíritus de los antepasados.La religión sintoísta no tiene escrituras sagradas ni reglas fijas. Se basa en una mezcla de leyendas populares de los primeros tiempos de la historia de Japón.
En Japón, durante el período Edo, las peregrinaciones a santuarios y templos se hicieron muy populares. En dichas peregrinaciones se pedían favores especiales y se agradecía a los Kami que las personas queridas hubieran tenido buena suerte.
1.- HOTEI, el dios japonés de la suerte
2. - Inari, el zorro es uno de los Kami más populares de Japón. Los creyentes ofrecen comida y bebida a los Kami locales para tenerlos contentos y que les proporcionaran buenas cosechas y buena suerte. El pañuelo indica que alguna persona en particular se está ocupando de ese kami.
3. - El gato japonés que hace señas con una pata levantada es el amuleto de la suerte más popular en el Japón moderno. Recibe el nombre "maneki neko" o "gato que hace señas" y como figura protectora se suele llevar junto al cuerpo y atrae la buena suerte. También se pueden colocar en los hogares, los edificios, tiendas y negocios.
1 comentario:
Gracias por la informacion!" :D
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